¡AMLO Presidente! ¿Y ahora qué?
- El Súper
- 3 jul 2018
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Nadie debe negar que los resultados de la última elección fueron históricos. Millones de personas se emocionaron por ver el final de un proceso electoral de esta manera, sobre todo personas que durante décadas vieron negada la ruta electoral fuera del monopolio del llamado "PRIAN".
Queremos reconocer el trabajo de muchas personas honestas que pusieron su fe y su esfuerzo en este camino, pues sabemos que no fue fácil. Sin embargo, tristemente, tenemos que marcar nuestra diferencia.

Todos queríamos ver al PRI y al PAN fuera de la silla presidencial, fuera del congreso, fuera de las presidencias municipales, los gobiernos estatales, etc. y nos da gusto que existiera una manifestación de hartazgo con el régimen, pero lamentamos señalar que vemos este resultado muy lejos del objetivo.

La crisis de legitimidad de los gobiernos pasados han provocado también una crisis en la representación de la clase dominante, y esta crisis no pudo haber llegado si no fuera por la constante lucha de la clase trabajadora mexicana, así como de la lucha de los pueblos. No olvidamos que a principios del sexenio, Peña Nieto era vendido por la burguesía nacional y extranjera como una nueva esperanza para México, y fue tanto por sus propios errores, su autoritarismo, su agresivo avance en la política neoliberal de despojo, y la continuidad de esta supuesta guerra contra el narco, como también la consecuente explosión de luchas que se le opusieron lo que lo hicieron tambalear. En ese sentido, la terrible crisis de representación de la burguesía es producida en gran parte por las fuertes luchas constantes del pueblo mexicano. Pero el resultado de esta elección no puede ser considerada un logro para el pueblo; no podríamos llamarnos a nosotros mismos marxistas si afirmáramos tal cosa.
No es nuestra intención arruinarle la fiesta a millones de mexicanos que el 1° de julio se desbordaron de júbilo por ver al régimen caer, pero tenemos que ser sinceros y firmes. Toda fuerza potencial de lucha y organización contra un régimen burgués que se traduce únicamente a votos es una derrota para las clases explotadas, más aún cuando el partido ganador se ha nutrido de muchos de nuestros enemigos de clase, y de personajes sumamente oportunistas. Sin embargo no todo es pesimismo en nuestra perspectiva. Creemos que muchas cosas favorables pueden provenir de estos acontecimientos.
En primer lugar, reconocemos que nos equivocamos cuando anticipábamos un fraude electoral de proporciones colosales. Esto para nosotros es algo bueno, porque por lo menos se respetó en buena proporción la decisión de las mayorías, aún cuando consideremos que esta no sea la mejor ruta para un cambio. Sin embargo no dejamos de lado lo terriblemente violenta que fue esta jornada electoral, ya que en muchas entidades no solamente se compraron votos, sino que se asaltaron casillas y hubo gente asesinada a causa de ello. Esto debe denunciarse y señalarse en contraste con el discurso oficial, que dice que las elecciones se celebraron bajo un ambiente de paz, pues no fue así.
En segundo lugar, el hecho de que la clase dominante no optara por un fraude que pudiera arrebatarle la presidencia a AMLO, y que en cambio optaran por mejorar la imagen de sus instituciones para aparentar ser más fuertes de lo que en realidad son, habla de que la crisis política de los explotadores es más grande de lo que anticipábamos en un principio. Que el enemigo esté débil es algo bueno, pero debe aprovecharse de manera correcta, pues la izquierda en México tampoco es suficientemente fuerte.
Por último, a pesar de que las bases de Morena ya no están acostumbradas a la movilización por demandas concretas, hay un escenario en la lucha de clases que hace mucho no se vivía en México. Así como el PRI de hace varias décadas, Morena tiene una base popular que tiene la posibilidad de presionar a su dirigencia para impulsar políticas en favor de la clase obrera. Esto es a lo que la burguesía mexicana le tenía miedo cuando comparaba a AMLO con Chávez. Sin embargo esto solamente puede ser una buena noticia en medida que las bases de Morena decidan continuar la lucha, y no dejar que sea su dirigencia quienes tomen todo el control, pues también la burguesía presionará para que sus intereses se vean favorecidos.

Nosotros por nuestra parte continuaremos con nuestro principio de organización independiente, pero si existe un campo de trabajo político conjunto con personas que simpaticen con el gobierno de López Obrador, lo haremos siempre y cuando sea con miras hacia la mejora de las condiciones de vida de la clase obrera. Entre tanto, seguimos buscando la construcción de una organización de trabajadores que busque la toma del poder, y mantenemos nuestra campaña #SomosClaseObrera con intención de colaborar con organizaciones de izquierda que tengan este mismo objetivo, ya que recordamos que la lucha por mejores salarios y prestaciones, democracia sindical, derecho al aborto, matrimonio igualitario, el respeto a los migrantes y el cese a violencia se conseguirán solamente con la lucha independiente y organizada de la clase obrera mexicana.
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