Francia y los jóvenes del 68
- Quak
- 22 may 2018
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Un viejo refrán del siglo XIX decía: “cuando Francia estornuda, Europa se resfría” y el año de 1968 demostró que así sería y tendría un impacto que sobrepasaría latitudes; llegando inclusive a Latinoamérica, incluyendo México y el movimiento estudiantil de 1968.
En Francia en la segunda mitad de la década de 1960 iniciaba una crisis económica, la primera después del boom económico de la segunda guerra mundial. En Francia el presidente Charles De Gaulle en 1967 declaraba la reforma a la seguridad social, que golpeaba los intereses de los trabajadores y también una serie de promulgaciones de reglamentos universitarios que dificultaban el acceso a la educación superior a gran parte de los jóvenes. Estos reglamentos también reprimían y perseguían la actividad política de los estudiantes en las escuelas; ello aunado a un creciente desempleo y descenso del poder adquisitivo.

A raíz de la guerra imperialista por el control de Argelia, los jóvenes empezaron a manifestar su rechazo a la política colonialista y se organizaron alrededor de centrales estudiantiles de izquierda, siendo cada vez más críticos a la administración de de Gaulle. Por su parte, el movimiento obrero había venido fortaleciéndose y radicalizándose con la consigna “Queremos tiempo para vivir” sobre todo después de la huelga de los trabajadores mineros en el 63, los obreros de Renault en el 64 y los astilleros de Nantes.
Días previos a las barricadas de París.
En marzo, y a raíz de los cambios en las normativas universitarias (anteriormente descritas), los estudiantes ocupan la Universidad de Nanterre, acción que quedaría como antecedente de los días que vendrían; también se vieron fuertemente reprimidas movilizaciones en favor de Vietnam, esto provocaría la toma de algunas universidades por parte de los estudiantes exigiendo la liberación de los presos políticos, enseguida vendría un ataque de agrupaciones juveniles ultra derechistas contra los estudiantes movilizados y una confrontación en las calles.

Esto tendría como consecuencia el cierre de la universidad de La Sorbone y la de Nanterre; los manifestantes se congregaron en el barrio latino –cercano a La Sorbone- derivando en una represión y ocupación de dicho barrio y de la universidad. La organización estudiantil, acompañada del sindicato de maestros, convoca a una huelga por la liberación de los presos políticos y la desocupación policial del barrio latino en todos los centros universitarios para el 10 de mayo. Se levantan barricadas alrededor del barrio latino, las negociaciones con el gobierno fracasan y este responde disolviendo, con una tremenda fuerza, las barricadas de jóvenes estudiantes y obreros, maestro y vecinos; el saldo: innumerables heridos, y hubo un fuerte despliegue de carros blindados por la mañana siguiente por las calles de Paris. Esa noche sería recordada como la noche de las barricadas.
Los obreros se ponen del lado de los estudiantes.
Las centrales obreras llaman a huelga general para el 13 de mayo en contra de la represión. Durante la movilización y la reapertura de La Soborne los estudiantes toman control de la universidad y los obreros hacen lo mismo; al día siguiente empiezan las ocupaciones de las fábricas, principalmente los aviadores de Nantes, los obreros de Renault, en pocos días se suman los controladores de aviación y de trenes, los trabajadores del carbón, electricidad, gas, transporte: la huelga general se extiende paralizando poco a poco la industria francesa, y consolidando una alianza obrero – estudiantil. En algunas fábricas jóvenes y obreros cantaran juntos “La Internacional” –himno mundial del proletariado-.

El movimiento genera simpatía con la población en general y aunque toman mucha fuerza las movilizaciones, a pesar de ello ninguno de los sectores movilizados se planteó la idea de la toma del poder. La central obrera Confederacion General del Trabajo (CGT) con línea directa del Partido Comunista Francés frenan a los obreros organizados y generan acuerdos con el gobierno –acuerdos de Grenelle-, desarticulando la lucha y provocando una apertura de las fábricas. Los obreros de Renault y Peugeot se niegan y en medio de la represión al interior de sus fábricas se generan nuevas víctimas.
El romanticismo burgués y la realidad en las calles.
El discurso de la burguesía desde entonces ha cambiado: primero deslegitimó esos días de mayo y junio del 68, acuso a los obreros y estudiantes de terroristas; pero con el paso de los años adoptó las consignas: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, “Tomemos el cielo por asalto” y las vendió en el imaginario de los franceses como unos lindos días que dieron paso a una “democracia” y con ello empezó el fin de los gobiernos de la post guerra. Sin embargo, es importante destacar que esas consignas y otras como: “Abolición de la sociedad de clases” tuvieron eco durante ese mismo año en Checoslovaquia, México, Argentina, Estados Unidos, Uruguay, España.
Aquellas consignas fueron el punto sobre la i de aquel proceso de lucha organizada y unidad del proletariado, que deja como enseñanza: la lucha social, política y económica que tiene que llevar el proletariado en las calles, en los centros de trabajo, en los barrios y en las universidades. Y que es indispensable nunca olvidar que nuestro destino y objetivo final es la conquista del poder obrero y el derrocamiento de la sociedad de desigualdad, injusticia, hambre, desempleo, despojo, contaminación; el derrocamiento de la sociedad capitalista.
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