Ciencia desde el pueblo para el pueblo
- Yaocihuameztli
- 1 may 2018
- 3 Min. de lectura
El pasado 14 de abril se efectuó la marcha por la ciencia en su segunda edición en México, se dieron cita activistas de la comunidad científica, investigadores, asociaciones médicas, estudiantiles y sociedad civil.
El acto de protesta giró en torno a una serie de problemáticas que aquejan, en primera instancia, a los trabajadores de la ciencia y a quienes se preparan en las aulas en el quehacer científico dentro de las universidades, sin embargo, la población en general somos los más afectados y quienes menos información tenemos al respecto.
Las complicaciones principales para la comunidad científica, por mencionar algunas, son: la imposición de nuevas leyes: como la ley de biodiversidad que legaliza el despojo de territorio a nuestros pueblos originarios; el poco apoyo económico al desarrollo científico: al destinarse menos del 1% del producto interno bruto en este sexenio –caso contrario a las promesas electorales del presidente en turno-; las condiciones de precariedad laboral, el hecho de mantener en ciertas cúpulas el conocimiento; las organizaciones de científicos poco democráticas y con total apego a las instituciones; la poca o nula difusión de la ciencia; la contrastante participación y remuneración entre hombres y mujeres de ciencia; así como los frutos reales para población en general en su vida diaria.

Previo a la marcha, una serie de reuniones desde diferentes espacios organizativos discutieron los ejes de la marcha, que pese a las diferentes posturas ideológicas coincidimos en que la ciencia es una labor que nos compete a todos, ya que solo a través de la socialización del conocimiento, la divulgación de la ciencia, la apropiación del quehacer científico, la democratización de las instituciones de participación y toma de decisiones de los trabajadores de la ciencia, el empleo del método científico, el uso de información con base en hechos y no en suposiciones o prejuicios.
Ello nos ayudará a identificar que el problema clave es este sistema de producción y consumo impuesto llamado capitalismo, que es insostenible, injusto y desigual y que, por fortuna, así como inició terminará cuando la clase trabajadora tome en sus manos los medios de producción y planifique con una perspectiva de clase. Es necesario que se reconozca la importancia que tiene la ciencia en el progreso de la humanidad de forma equitativa y sustentable.

A manera de conclusiones, queda claro que los participantes arrastramos los viejos y tan nocivos vicios del movimiento estudiantil y sindicalista: el aparato clientelar, la ausencia del trabajo de base constante, el protagonismo y la falta de espacios realmente representativos y democráticos.
La participación en la marcha fue modesta, inmadura en organización y compromiso de quienes convocamos, desproporcional entre trabajadores de la ciencia, sociedad civil y estudiantes. No obstante, se ratifico la necesidad de crear espacios de discusión permanente en torno al tema, ya que en el momento se sumaron otros referentes organizativos que no habían acudido a ninguna reunión preparatoria de la movilización y no por falta de interés, sino por falta de difusión de las convocatorias y centralización de los espacios físicos de organización, haciendo aún más difícil que sectores minoritarios pero conscientes se sumen de forma determinante.
La tarea nodal, sin duda, será hacer un diagnóstico certero de nuestra realidad frente a este grave problema, como lo es saber que a más del 60% de la población le es negado el derecho a la educación pública y de calidad, que los filtros subjetivos persisten a lo largo de su formación académica, que ingresar y concluir una carrera es un privilegio así como lo es hacer una maestría o doctorado, y no se diga ingresar al sistema nacional de investigadores; que los planes y programas de estudio impartidos en las universidades nos adoctrinan en la lógica mercantil y rapaz del capitalismo, desclasándonos y volviéndonos contra nuestros hermanos de clase argumentando con nefastas consignas de meritocracia. Nos debe quedar muy claro que la apropiación del quehacer científico debe recaer en la población, en el proletariado organizado.
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