Primera quincena de enero, y a los trabajadores no nos alcanza
- Quak
- 17 ene 2018
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Muchos trabajadores acabamos de recibir nuestra quincena - ese pequeño porcentaje que se nos devuelve a cambio de nuestro trabajo (el resto, va a parar a los bolsillos de los patrones)-, y con ello comienza el viacrucis de este 2018, que ya amenaza con ser un año más que difícil para la economía de las familias trabajadoras. Basta con echar un vistazo a estos primeros días para ver el alza generalizada de precios en productos básicos de consumo, siendo el gas LP, gasolinas y huevo los que encabezan la lista.
Si tomamos en cuenta que el año pasado se cerró con un aumento en el salario mínimo, para alcanzar los $88.36 pero que resulta insuficiente para alcanzar la “línea de bienestar” (establecida por los patrones y gobierno), que se refiere al valor monetario mínimo para cubrir una canasta básica al mes y que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), debería ser de $94.06 diarios para cubrir gastos de alimentación, vivienda, transporte, vestido, educación, cultura, recreación, etc. (de acuerdo con la CONASAMI, tendría que ser de por lo menos $200).
Y esto se pone peor, ya que la inflación podría alcanzar un crecimiento del 3.85% según estiman especialistas en la Encuesta sobre las expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado del Banco de México. Es importante también mencionar que la economía de las familias trabajadoras será víctima de una ola de especulaciones que repercutirán en sus ahorros y gastos, esto como resultado del proceso electoral, donde cada declaración de tal o cual candidato, tendrá un impacto en los dueños de los capitales, y como cascada, recaerá el peso de las decisiones, en los bolsillos rotos del pueblo trabajador.

Como se menciona más arriba, otro factor importante es la liberación generalizada en el país del precio del gas LP en noviembre pasado, ya que el gobierno dejó de establecer los precios máximos cada mes. Y ahora eso será decisión de cada distribuidor, que obviamente considerará entre otras cosas, el costo de importación, tipo de cambio, costo del petróleo, costos por distribución y sus ganancias. Por ejemplo, en enero del 2017 el precio promedio por litro fue de $15.01, y en diciembre pasado alcanzó los $18.81. Esta situación, dicho sea de paso, se resolvería, a medias, si se echaran a andar las refinerías que cuenta el país que nos traería un ahorro de más de 3 mil millones de dólares según declara la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (UNTyPP), grupo que también señala las trabas del gobierno, que no dota de insumos ni recursos humanos para estas operaciones, pues de esa manera ya no podría cumplir sus compromisos millonarios de importación de energéticos a capitales de Estados Unidos, España e Inglaterra principalmente.
Ante estos ataques a nuestro bienestar, es imperante no quedarnos de brazos cruzados, la movilización y organización podrán hacer frente a estos abusos del régimen que salvaguarda los intereses de los capitales nacionales y extranjeros a costa del hambre del trabajador.
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