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Marichuy, por una candidatura revolucionaria

  • Quak
  • 3 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

María de Jesús Patricio Martínez, indígena nahua originaria de Tuxpan, Jalisco. Fue elegida el 28 de mayo por cientos de representantes del Consejo Indígena de Gobierno (CIG) como su vocera y han anunciado que buscaran posicionar a “Marichuy”, como le llaman con profundo cariño, como candidata independiente a la presidencia de México para las elecciones del año entrante. A casi un año de que el Consejo Nacional Indígena (CNI) y el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunciaran la intención de participar en dicho proceso, para la izquierda militante y revolucionaria aún no es claro la profundidad de sus consignas. Por otro lado, la izquierda institucional como el Morena y sus intelectuales no tardaron en atacar la iniciativa del CNI y el EZLN pues, es una realidad que su aparición atrae a buena parte del electorado que aún ve con buenos ojos al Morena y a otros tantos que suelen no votar, considerarían hacerlo por esta candidatura.

¿Alternativa o transformación?


El CIG ha planteado que ocuparan los reflectores de las elecciones para hacer un llamado generalizado a la organización, a la lucha contra el capital, para aglutinar aquellas luchas contra el despojo de territorios y la explotación irracional de recursos naturales. Los trabajadores de la ciudad recibimos estas demandas, intenciones y este llamado a la organización de manera optimista, pero, estamos convencidos que “es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía”- parafraseando a Lenin-, y con esto señalamos que se debe profundizar más en la determinación por una candidatura anticapitalista, de abajo y a la izquierda. Estamos convencidos que un programa socialista es la herramienta para alcanzar nuestros sueños por una sociedad nueva, que es el punto de encuentro de las demandas de la clase trabajadora, que rompiendo las barreras geográficas e ideológicas entre el campo y la ciudad es el camino, para ello el proletariado tendrá que hacerse del poder para romper las estructuras viejas y carcomidas que han sostenido al capitalismo y construir sobre los escombros con el principio de solidaridad y cooperación.


¿Puede el CIG ganar la presidencia?


Para que esto suceda, es claro que primero tiene que conseguir el registro de Marichuy, para ello se depara un sin fin de trabas y requisitos por demás complejos y burocráticos, además de una representación significativa a nivel nacional. Si el CIG lograra el registro le espera una serie de ataques desde la derecha y la izquierda electorera, blandengue y conciliadora con la burguesía, en los rincones de las montañas el asedio del narco-Estado y los paramilitares, -como desde hace años-, una vez sobrepasado, y con la determinación conjunta de otras organizaciones, supongamos, se llega al día de la elección, se replicaría la receta de años atrás, perdida de paquetes electorales, una compra y coacción masiva del voto, el rebase de topes de campaña, financiamiento ilícito de campañas electorales. Y si eso no fuese suficiente, si el resultado de la elección le favoreciera a la vocera del CIG, la vieja y confiable carta bajo la manga, el fraude electoral. Por tal motivo creemos que no hay condiciones democráticas en las instituciones electorales del país para que sea por la vía electoral, la vía para acabar con el capitalismo. Pero estamos profundamente convencidos que, de este proceso y de este llamado de los compañeros del CIG a la organización, podrá resurgir el proletariado del campo y la ciudad más fortalecidos y de esta manera formar su partido que le permita en años venideros luchar cara a cara contra la burguesía y el imperialismo que hoy nos roban desde la tierra, el agua, nuestros territorios, nuestros sueños, el fruto de nuestro trabajo, nuestra riqueza.


Es indispensable el acercamiento del CIG hacia organizaciones obreras, centrales de trabajadores, sindicatos democráticos e independientes, como la NCT y la CNTE. Y, por otro lado, es necesario que estas organizaciones se planteen el debate y un acercamiento, desde sus respectivas bases discutan el concentrar esfuerzos por unificar las fuerzas de la izquierda militante y revolucionaria, el apoyo y colaboración a esta opción del CIG, que, en el espectro político, está por muchísimo más a la izquierda que el Morena. La historia nos ha señalado el camino, obreros y campesinos, juntos son la fórmula para derrotar a la burguesía, con sus ideas y anhelos abanderados en un programa de lucha, y que serán las calles, las fábricas y las parcelas las que narren los hechos, no los tribunales electorales.


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