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Los Sindicatos y la juventud trabajadora

  • Matilda
  • 3 sept 2017
  • 4 Min. de lectura

Los sindicatos son agrupaciones organizadas que los trabajadores han utilizado a través de la historia para discutir y realizar acciones en contra de los ataques de la burguesía, la cual siempre está buscando mecanismos para explotar cada vez más al proletariado y así aumentar sus ingresos.


Lamentablemente en la actualidad el sindicalismo se encuentra en una crisis; el charrísimo y la nula participación han llevado a una constante desaparición de sindicatos en las últimas décadas. La causa de esta crisis se debe a que los sindicatos han dejado de lado la lucha política y con ella la formación sindical. Cabe recalcar que creemos que el sindicalismo no debe reducir su lucha a conseguir solamente mejoras económicas ya que estas por si solas no ayudan a transformar las condiciones reales de desigualdad en las que vivimos. Nosotros creemos que es necesario unificarse como clase para conseguir nuestra emancipación política como trabajadores, es decir, es necesario que los sindicatos se lancen de una buena vez a la ofensiva y ya no conformarnos con solo defender los pocos derechos laborales que aún nos quedan, sino a organizarnos con trabajadores de nuestro gremio y fuera de este para poder recuperar nuestros derechos perdidos y al mismo tiempo conseguir más. Es bajo este contexto que debemos plantear como una cuestión crucial; la participación de la juventud sindicalizada.


¿Dónde está la juventud sindicalizada?


Es obvio que en los pocos sindicatos que aún quedan, siguen llegando compañeros jóvenes, pero lo cierto es que parece que estos optan por mantenerse al margen tanto en las discusiones como en las acciones o por lo contrario a los pocos que les interesa participar se les desdeña por la edad. La mayoría de las direcciones suelen justificar su falta de participación con la apatía, como si esta fuera una mera característica de la juventud, pero nosotros sabemos que esta es una manera simplista de ver la cuestión y que no se llega al problema de fondo. La juventud en general no ve con buenos ojos al sindicalismo porque para la mayoría de los trabajadores es solo un aparato burocrático que defiende a capa y espada al personal más inepto e ineficiente, pero en la realidad sabemos que la gran mayoría de los empleados en sindicatos democráticos e independientes realizan su labor con agrado y compromiso; y que es gracias a que pertenecen a un sindicato que cuida sus intereses, que no reciben el mismo nivel de explotación que en cualquier otro trabajo donde no se cuenta con organización. La realidad es que en el sindicalismo democrático actual no solo hay buenas experiencias, sino que también hay prácticas que lo degeneran; como el no colectivizar el conocimiento adquirido por parte de algunas personas que son o han pertenecido a la dirección del sindicato, el culto a la personalidad hacia algunos “líderes” donde no hay espacio para criticarlos, el no compartir información relevante con la base e incluso imponer como acuerdos temas que no han sido consensuados, el que no exista una rotación de diferentes trabajadores dentro de las carteras de los diferentes comités seccionales y nacionales, son algunas de las practicas que explican el por qué los jóvenes prefieren ser solo espectadores de la vida sindical. ¿Cómo involucrar a los jóvenes?


Es necesario que los trabajadores con más experiencia acompañen a la juventud desde los movimientos estudiantiles, sociales y populares, ofreciendo su experiencia, pero siempre dando la independencia a los compañeros para que puedan tomar sus propias decisiones, aunque estas terminen en equivocaciones, pero impulsarlos a que obtengan siempre sus propias lecciones. Además, debemos estimular a los compañeros estudiantes a que cuando sean egresados salgan del estado de confort que podría representar la escuela y se introduzcan en los sindicatos e inicien otra etapa de su formación política.


Nosotros entendemos que los sindicatos no son el fin si no que pueden ser un medio para la transformación de la sociedad. Al democratizar o incluso crear nuevos sindicatos tratando de evitar que la burocratización y la subordinación estatal vuelva a implementarse, se nos da la posibilidad de formarnos políticamente, brindándonos la oportunidad de conocer otros trabajadores y estrechar lazos con otros gremios, incluso hacer lazos con los movimientos sociales y populares, y de esta manera generar vínculos entre diferentes sectores de la clase trabajadora, lo cual eventualmente nos llevara defender y exigir justicia para poder acabar por fin con la explotación de la que ha sido víctima el trabajador de campo y la ciudad así como sus familias. Por otro lado hay que recalcar que dentro de los sindicatos existen compañeros jóvenes politizados que tienen una labor doblemente difícil, por una parte, atacar la indiferencia de los compañeros y por otro lado el declarar una lucha sin cuartel a cualquier indicio de charrísimo, haciéndole ver a la base y la dirección de los sindicatos la necesidad de hacer frente a las embestidas de la patronal, manteniendo siempre nuestra independencia organizativa e ideológica. Todo esto superando cualquier menosprecio que pudiera suscitarse por nuestra corta edad, resaltando que más que un obstáculo nuestra juventud puede inyectar energía que muchas veces la lucha sindical ha perdido momentáneamente, conservando en todo momento nuestra congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos y al mismo tiempo estaremos dando una enseñanza a los compañeros con el ejemplo.


Es claro que las tareas de la juventud son complicadas pero totalmente necesarias. No hay espacio para la indiferencia ya que nuestro futuro depende de nuestra participación ahora, el sistema capitalista le ha declarado la guerra a la juventud siendo esta la más atacada; soportando condiciones laborales mucho peores que las de nuestros padres o abuelos, por ello necesitamos dejar de lado cualquier pensamiento individualista y hacer un llamado a la organización para poder hacer frente a este sistema que nos está matando poco a poco.


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