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Las Normales Rurales: Semillero de resistencia

  • Yaocihuameztli
  • 3 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

El ataque constante que experimentan nuestros compañeros estudiantes de las Normales Rurales en el país, se agudiza día con día. Un mar de información al respecto circula en los medios masivos de comunicación, los cuales lejos de informar los motivos de las movilizaciones de los normalistas rurales (como por ejemplo, recortes presupuestales y de matrícula estudiantil, y condicionamientos en el ingreso y el egreso), justifican la represión por parte del gobierno estatal y federal, viralizando en redes sociales escenas de compañeros normalistas con el rostro cubierto, liberando casetas de cobro, o apropiándose de vehículos, con el objetivo de generar descontento en la población, y omitiendo que previo a estas actividades, les fueron negadas las vías de diálogo más simples y eficaces con las autoridades educativas. El resultado de esto es compañeros normalistas brutalmente golpeados, transportados en patrullas como si se tratara de criminales de alto rango y lesiones físicas que comprometen la vida -tal es el caso del compañero Gael Solorio Cruz de la Normal Rural de Tiripetío, Michoacán, a quien como consecuencia de la represión le fue inducido el estado de coma, por la severidad de sus lesiones ocasionadas por el disparo de un arma de fuego-, o la desaparición forzada de nuestros 43 compañeros de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero el pasado 26 de septiembre de 2014.


En la actualidad sobreviven 17 escuelas Normales Rurales en todo el país, que tienen por objetivo dar acceso al sector campesino (el más empobrecido) el derecho a la educación y con ello permitir a sus familias mejorar sus condiciones de vida a través del ejercicio docente, pero no en las condiciones de “confort” de quienes laboran en la ciudad, ya que al finalizar sus estudios en las Normales Rurales, nuestros compañeros profesores ejercen en comunidades desprovistas de todo tipo de servicios públicos, sin infraestructura inmobiliaria, sin libros de texto, o simplemente libros que jamás han t


omado en cuenta los idiomas distintos al español que se hablan en esas comunidades; dificultando a cada paso su labor. Aunado a esto, los grupos de enseñanza son mixtos, es decir con alumnos de diferentes grados académicos aglutinados en un mismo salón de clases bajo la tutela de un solo profesor. Las condiciones de pobreza extrema, hambre, injusticia y crimen organizado son una constante en los poblados de donde provienen los estudiantes, y al ser los maestros rurales quienes viven en similares condiciones de vida, más que un acto de altruismo, la docencia es producto de la conciencia de clase, una trinchera más donde se le debe dar batalla al terrateniente, al explotador, a la muerte.


El diagnóstico es complejo, en lo que va del año 3 Normales Rurales han sido atacadas de múltiples formas, dejando en claro que no son eventos aislados y que se acrecentara el nivel de violencia contra las Normales Rurales y en general contra todo aquel que reivindique la defensa de la educación popular. El estado afinara los operativos que de madruguete atacan a los estudiantes en sus internados desplegando cada vez mayor cantidad de elementos de la fuerza pública. La táctica del gobierno ha sido atacar con violencia toda lucha por la defensa del normalismo rural, golpeando Normal por Normal, de manera que se dificulte una respuesta contundente, obligando a las Normales a lidiar con sus problemas particulares. Después de estos ataques, lo que se avecina es un último ataque certero contra una de las Normales más combativas, desapareciendo su internado, o transformándolo en uno mixto; tal y como sucedió con el Mexe Hidalgo.


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