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Crisis venezolana: Una guerra. ¿Quién contra quién?

  • Foto del escritor: Periódico Labor
    Periódico Labor
  • 3 sept 2017
  • 5 Min. de lectura

Durante los últimos meses los medios de comunicación se han encargado de bombardear con titulares escandalosos y preocupantes acerca de la situación por la que está pasando Venezuela, culpando directamente al presidente Nicolás Maduro y todos sus funcionarios, además de implicar indirectamente a la izquierda y al legado de Hugo Chávez. Pero entre todo este mar de notas, críticas y discursos, la verdadera pregunta es, en esta guerra, ¿quién contra quién?; ya que la mayor parte de la información a la que se tiene acceso está ampliamente concentrada en la postura de la oposición venezolana y la de algunos líderes mundiales, apoyándose de la incapacidad de Maduro para dar salida en favor de la clase trabajadora a esta crisis, para propiciar lo que pareciera una situación de incapacidad de la izquierda bolivariana. Si a este panorama general le agregamos a un pueblo venezolano cuya participación mediática ha sido manipulada para que solo haga acto de presencia cuando se requiere de una voz cansada y con hambre, tenemos como resultado una primera imagen de un país en crisis con un trasfondo lleno de “diplomacia” política e intereses de clase, a favor de la burguesía y la burocracia en el gobierno.


Quizá el primer paso para poder responder a esta pregunta, y así encontrar los nombres, apellidos y personalidades inmersas en este asunto, seria ver por la mirilla de la puerta de la historia venezolana. Aún cuando la palabra “soberanía” parecía ser parte del panorama mundial, y con esto supuestamente mantener al margen los intereses ajenos al pueblo residente de cada país, la historia nos ha demostrado que siempre habrá intereses que pesen más que cualquier pacto implícito. Aquí es cuando las diversas organizaciones internacionales a nivel mundial, continental o regional entran a escena, y bueno, estas organizaciones aun cuando fueron creadas estratégicamente para dicho fin, son decoradas con banderas blancas por lo que se les relaciona en verdaderas acciones de buena voluntad, pero ¿cómo diferenciar lo cierto de lo falso? Tomemos en cuenta que dentro del orden mundial hay gobiernos cuya opinión es siempre considerada o temida, caso de los Estados Unidos. Este país tiene antecedentes de intervenir por la “defensa de los derechos humanos” en numerosas veces a lo largo de la historia, curiosamente en países donde los recursos naturales, particularmente petróleo, se encuentran en abundancia; ahora bien, regresando un poco al punto de partida, Venezuela es un país cuyas reservas de petróleo lo colocan en los primeros lugares de “reservas probadas”. Esta podría parecer la principal razón por la que Estados Unidos y diversos países productores de petróleo estén interesados en la situación del país.


De manera general podemos decir que el triunfo de la izquierda venezolana fue un pequeño triunfo del proletariado en América Latina, su andar ha sido entorpecido por diversos factores, como el ya mencionado, intervencionismo internacional. El avance de la izquierda siempre será resultado de años de trabajo, pero cuyo riesgo de pérdida podría ser en menos de la mitad del tiempo si no se profundiza con el trabajo de la emancipación del pueblo, por lo que es vital puntualizar que para la oposición, sus ideas e intereses se ven afectados por dicho proceso. Es así como la oposición venezolana encontró condiciones tanto nacionales como internacionales para desacreditar al gobierno venezolano y por lo tanto decir que la izquierda bolivariana había cometido errores suficientes como para que el retorno de la derecha al poder fuera lógico. Para mala suerte de la izquierda institucional, Nicolás Maduro ha tenido un comportamiento que ha sido cuestionado por la misma izquierda por diversos factores, debido a su negociación con la burguesía nacional e internacional, y que además ha beneficiado a ciertos personajes de las altas esferas del gobierno y a empresarios nacionales. El presidente venezolano está en un campo de batalla, ya que la comunidad internacional ha atacado, bloqueado e incluso intervenido en la situación del país, respaldándose de las demandas y acciones de la oposición. La respuesta a esto han sido las medidas para expulsar la influencia internacional y el alto al frenesí de la oposición, para establecer la “soberanía nacional” que el pueblo venezolano necesita. Y de nuevo llegamos a este punto en el que nuestro actor principal, el pueblo trabajador venezolano, se ha visto desplazado.


La escases de comida, material médico, productos de higiene, etc., son producto de un boicot mediático y económico por parte de las empresas capitalistas extranjeras y nacionales, y ha sido un golpe duro principalmente para el proletariado venezolano, ya que el alza de precios por la carencia de productos a complicado el llevar una par de bolillos para una familia entera, mientras que la burguesía vive preocupándose por cuanto gastara en la máscara de gas último modelo que llevara a la siguiente marcha convocada por la oposición y la boliburguesia sigue tomando decisiones en contra de los interés económicos y políticos de la clase trabajadora. El conjunto de todos los factores ya mencionados han llevado a que el pueblo este dividido entre Maduro, la oposición o la absoluta nada, lo cual ha favorecido a la sensación de caos dentro del país.


En un momento de crisis como este, cabe recordar un momento histórico de la Revolución Rusa, cuando los bolcheviques hacían lo posible por arrebatarle el poder al gobierno provisional burgués de Alexander Kerenski. A mediados de 1917, el General zarista Kornilov intentó un golpe de Estado contra Kerenski, pero los bolcheviques defendieron en ese momento el gobierno provisional, puesto que Kornilov representaba a la reacción más feroz, y los pocos logros democráticos que se habían conseguido en la revolución de febrero peligraban. Convenía más luchar en las condiciones existentes que permitir que las condiciones para realizar la lucha empeoraran.


Teniendo en cuenta la situación en la que se ve sumergida Venezuela, podría parecer fácil decir que Maduro no es capaz de manejar al país, sin embargo no se debe permitir que la oposición avance con su discurso de “democracia” ya que una nueva lucha para el posicionamiento de la izquierda podría costar, años, vidas, presos y un sin fin de sangre y sudor por parte del proletariado.


Debemos recordar que el socialismo nunca provendrá desde arriba, ni desde un gobierno de élites que le brinde concesiones al proletariado. La única manera en que los trabajadores puedan deshacerse de sus problemas actuales es tomando el control de todas las industrias venezolanas, y creando consejos obreros para administrar la producción democráticamente.


Por esto es importante que la izquierda revolucionaria presione al presidente y su gobierno para el avance de mecanismos por los cuales el pueblo decida el rumbo del país y logre su independencia económica y política, pero aún más importante es que los campesinos y obreros se hagan del poder desde sus centros de trabajo para dar el rumbo y anteponiendo siempre sus interés para lograr de ello, el bienestar común.


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