TLCAN renegociado: Todavía peor
- El Súper
- 16 ago 2017
- 3 Min. de lectura
A pesar de que por más de 20 años el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha servido para que empresas extranjeras se apoderen del campo y de las industrias en México, parece que al gobierno norteamericano y canadiense no les basta con el botín que se han llevado sus empresarios. Ahora los gobiernos de Estados Unidos y Canadá plantean una renegociación del TLCAN.

Parte de la campaña de Donald Trump fue renegar y rechazar lo más posible tratados internacionales como el TLC y el TPP, los cuales catalogaba de “globalistas”, por lo cual proponía una política de “America First” (americanos primero). Esta estrategia de campaña fue sumamente efectiva para un buen sector de la clase trabajadora de los EU, ya que prometía más y mejores trabajos; pero la realidad es otra. Como buen populista de derecha, el Sr. Trump mintió en casi todo lo que le ha prometido a las clases explotadas (excepto claro, las cosas negativas, como las deportaciones masivas).
La retórica por la que Trump rechaza los tratados comerciales es porque se llevan los trabajos fabriles que deberían ser para el trabajador estadounidense a países donde los salarios son más bajos. Pero detrás de esta retórica se esconde algo que las empresas multinacionales quieren y que no se menciona: más mercados y mejores precios de compra.
El TLCAN ofreció la oportunidad a empresas mexicanas de asociarse con las extranjeras para, a costa de los trabajadores mexicanos, crecer y poder obtener más ganancias. Las empresas monopólicas obtuvieron un crecimiento enorme, y conquistaron mercados extranjeros, lo cual para las empresas mexicanas era sólo un sueño antes del tratado. Por tanto, detrás del discurso nacionalista con el que se ataca a México, se encuentra una política imperialista por buscar mejores tratos con las empresas exportadoras y acaparar el mercado que las empresas mexicanas no le permiten tener, pues se busca que los EU se mantenga como hegemonía económica ante el avance de potencias como China y Rusia. Esto es lo que realmente ha generado temor en la clase empresarial mexicana, la cual ha hecho intentos ridículos por generar un sentimiento nacionalista dirigido contra Trump, como fue el patético “Vibra México” a principios de año, o la campaña “#Cuenta Conmigo Mexico”.
Empresas como Televisa, Bimbo, Cemex, Maseca, Femsa, Grupo Salinas, Grupo Carso y América Móvil se hicieron de un mercado internacional gracias al TLC (y a la corrupción de nuestros políticos), pero ahora que las empresas estadounidenses les han permitido crecer, piensan arrebatarles el control sobre sus respectivos mercados.
Es ahora que viene la pregunta. ¿Eso cómo nos afecta como clase trabajadora?

Tanto para los trabajadores mexicanos como los estadounidenses y canadienses serán peores condiciones, y en especial para nosotros. Más tierras para mineras extranjeras, más campo para multinacionales agrícolas, menos prestaciones laborales, más devaluación, más desempleo, y por supuesto, más violencia.
De cualquier manera, a pesar de todo, la burguesía mexicana no tiene más alternativa que subordinarse a los deseos de la burguesía internacional, pues si intenta competir contra ella, podría desaparecer, por lo que seguramente buscará sobrevivir dentro de esta invasión del mercado mexicano. Es por esta razón que la Secretaría de Relaciones Exteriores se ha comportado más lambiscona de lo normal, llegando al extremo de hacer declaraciones contra el gobierno Venezolano de manera pública, tan sólo para quedar bien con el imperio.
De cara a este avance del imperialismo, la clase trabajadora mexicana debe llevar a cabo una organización independiente para rescatar los logros económicos arrebatados durante décadas, y además buscar la alianza de la clase obrera de sus países vecinos, sin dejarse engañar por la burguesía nacional que pretende hacernos luchar por sus intereses de clase, mediante el uso de los símbolos patrios y de discursos chovinistas que no representan para nada a nuestros intereses.
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