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La lucha de los trabajadores inmigrantes en la “Era Trump”

  • El Súper
  • 30 abr 2017
  • 4 Min. de lectura

Las comunidades inmigrantes en los Estados Unidos han enfrentado ataques fuertes en tiempos recientes, desde de la campaña electoral de Donald Trump. La criminalización de la inmigración ha aumentado y el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha implementado tácticas ilegales para detener a indocumentados en las calles a plena luz del día, o bien, por la media noche en redadas masivas en vecindarios pobres.

Daniel Ramírez Medina, un joven de 24 años que se encontraba protegido bajo el programa “Dreamers” o DACA (programa de residencia para personas que cruzaron la frontera cuando eran menores de edad) fue detenido por ICE en una redada en la que intentaban deportar a su padre. Daniel fue detenido de manera ilegal y confinado en prisión por dos meses, hasta que pagó una fianza de $15 mil USD, y todavía enfrenta una orden de deportación en su contra.

Barack Obama dejó un record de más de 3 millones de deportaciones en sus 8 años de administración, superando a su antecesor George W. Bush. Sin embargo, parece que Donald Trump pretende superar el récord de Obama.

Estas cifras parecen indicar que, detrás del discurso reaccionario de Trump existe una intención de culpar al sector más pobre y explotado de la población por la reciente crisis económica que enfrentan los EU y el mundo. En respuesta, políticos del Partido Demócrata y algunos empresarios y medios de comunicación se han pronunciado en favor de los inmigrantes, reconociendo el importante papel que juegan en la economía estadounidense. Sin embargo esta posición complaciente responde más a la necesidad de mantener salarios bajos, que de preocuparse realmente por las condiciones laborales en las que los trabajadores inmigrantes se encuentran. Algo similar a la reacción de indignación hipócrita que ha generado Trump entre los empresarios mexicanos, quienes se indignan por la forma en que los trabajadores mexicanos son tratados en el extranjero, pero que en su propio país mantienen en condiciones mucho peores. En enero de este año, el periódico The New York Times publicó un artículo donde resalta que los inmigrantes son menos propensos a cometer crímenes que los ciudadanos estadounidenses, contrario a lo que los conservadores piensan. Sin embargo en cadenas de habla hispana, como Univisión y Telemundo la nota roja habla casi siempre de algún incidente en el que alguna persona de habla hispana, migrante o de ascendencia migrante tuvo participación. De este modo, Telemundo y Univisión mantienen un discurso de apoyo, pero a la vez generan miedo para poder desviar el descontento de estas comunidades hacia el apoyo a políticos del Partido Demócrata, y a la vez justifican el actuar de las autoridades. Bill de Blasio, alcalde de la ciudad de Nueva York, declaró a ésta como “ciudad santuario” para inmigrantes, pronunciándose en contra de las medidas reaccionarias de Trump contra estas comunidades. Sin embargo, desde la administración de Obama, la policía de Nueva York ya participaba en múltiples redadas para detener a trabajadores indocumentados. El 28 de enero Trump firmó una Orden Ejecutiva, en la cual instruía la inmediata prohibición para entrar a los EU a cualquier persona de religión islámica provenientes de Irán, Irak, Siria, Somalia, Yemen, Sudán y Libia. Todos países en los cuales EU mantiene un conflicto armado. Al día siguiente, los principales aeropuertos de Houston, Los Ángeles, Chicago y Nueva York se vieron invadidos por miles de manifestantes que se opusieron a esta medida y exigieron que se diera marcha atrás a esta orden. El Sindicato de Taxistas de Nueva York hizo un llamado a sus miembros a no dar servicios en el aeropuerto, para apoyar la protesta.

Inmediatamente después, la empresa Uber, cuyo director ejecutivo en los EU, Travis Kalanick, era asesor de Trump en esos días, lanzó una promoción en la que se ofrecía un gran descuento a quienes solicitaran el servicio, a costa de las ganancias de los “socios” (es decir, los choferes). El 4 de febrero se realizó una huelga general de bodegas yemeníes, de las cuales cerraron alrededor de unas 5 mil tan sólo en Brooklyn. Pocos días después, un juez de la Suprema Corte catalogó de anticonstitucional la orden de prohibición. Semanas después, tras un llamado a boicot hacia la empresa Uber, derivado de los eventos en los aeropuertos, Kalanick renunció al gabinete del presidente. El 13 de febrero se realizó una histórica marcha por un Día sin Latinos en Milwakee, Wisconsin, donde miles de trabajadores migrantes y no migrantes se unieron para protestar contra las nuevas políticas migratorias. El 17 de febrero se realizó una convocatoria por redes sociales para llamar a un día sin inmigrantes, liderada en su mayoría por trabajadores hispanos, sin pertenecer a ningún sindicato, y haciendo la invitación en medida que las posibilidades de los trabajadores les fuera posible no asistir a trabajar. Trabajadores de todos los sectores se sumaron a la huelga, incluyendo dueños de pequeños negocios. Sin embargo existieron denuncias de represión económica en muchos lugares de trabajo, en donde despidieron a los trabajadores que no asistieron a trabajar. A raíz de todos estos eventos, varios sectores de trabajadores inmigrantes han impulsado una huelga para este 1de mayo en los Estados Unidos el cual no es un día feriado en ese país. Los ataques por parte de la derecha conservadora contra las comunidades inmigrantes continúan, pero a su vez, las luchas y la organización van en aumento.

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